jueves, noviembre 12, 2009

imagen: James Gallagher


Tengo el vicio de la comunicación. Probablemente lo más latente que todavía tengo por herencia cultural. Naci en un núcleo donde la comunicación era escencial. Comunicación, reflexión y protocolo.
Cuando conocí a Pablo, me era extremadamente difícil lidiar con su naturaleza no reflexiva. ¿Pero esque qué estas pensando?, ¿ya sabes a qué te dedicarás los próximos 150 años?, toda la gente esta hablando de ti, ¿no sientes feo?. Y me miraba con los ojos lentos y una risita tranquila, tranqui tranqui. Mi reflexión extrema me hace neurótica, pero nunca lo había notado hasta que conocí a Pablo.

En mis pocos lapsos de no neurosis, he descubierto que se siente suave, que uno puede dormir, que estas mas tranquilo, que es más fácil llevar un trabajo, una amistad, una escuela. No dan enfermedades en la piel ni en la tiroides. No ser neurótico es saludable. Pero soy neurótica y realmente ignoro si llegaré a transformarme tan radicalmente.

Leí por ahi que cada persona tiene una palabra según el momento en el que se encuentre. Ahora mismo diría que mi palabra es silencio. Entre las cosas que más deseo en la vida, ésta es una de ellas. Silencio mental.
Hace unos meses dijiste cosas en el peor momento en el que podías haberlas dicho. Las dijiste porque te sentías culpable, pero a la vez estabas viendo por ti misma. Si no hubieras dicho nada probablemente nada hubiera pasado. Yo habría aceptado que estas lejos, que hay cosas que son lo que son y aunque las cubras de 8000 ensayos que digan que son diferentes, los hechos hablan por si solos, estas lejos y no te interesa estar cerca de mi. Yo estoy cansada y me siento bien cuando estoy sola, aún así, disfruto mucho de tu compañía y por eso puedo respetar esa forma de no interesarte por la gente. Cuando me dices que has sido mala amiga, me hieres, porque entonces interpreto tu forma de ser con una actitud egoista y decidiosa que coloca etiquetas negativas a comportamientos que no necesariamente lo son. Uno no es buen o mal amigo, uno es lo que puede ser. Pero exijes a cambio una entrega absoluta que si no obtienes te sientes frustrada y herida. Contradicción terrible tienes en ti. Y cada vez que me escribes y dices que hay que hablar, que hay cosas que decir y que explicar, pienso que es la culpa lo que te mueve y que únicamente me necesitas para realizar tu catarsis y quitarte esa piedra de la espalda, porque necesitas pensar de ti misma, que eres una buena amiga.

Ya no quiero comunicarme verbalmente con la gente. Las palabras son la fuente de mi neurosis y provocan el círculo vicioso del que no puedo salir.
No es necesario hablar si uno tiene silencio mental, no es necesario pedir, ni explicar, ni interpretar.

A D le molesta que le haga preguntas y se siente raro cuando no hablo por mucho tiempo, dice que no le gusta hacer monólogos.
Nunca le he dicho a nadie que me siento muy tranquila cuando puedo sentarme junto a alguien que quiero y escucharle hablar interminablemente, no encuentro explicación alguna a este fenómeno.
Me encanta que L me cuente historias, es una persona normalmente tan calladita que cuando se le suelta la lengua puede pasar muchísimas horas hablando, me encanta su voz grave pero clara.
Esto de callar es muy complicado, pero así como el catalán, "m'equivoco i torno a començar"

1 comentario:

BESSIE CERÓN dijo...

1. En catalán el nombre Pera (así se pronuncia, en realidad se escribe Pere) significa Pedro. No veo imposibilidad alguna porque una mujer se llame así, suena bonito


gracias :D