viernes, octubre 30, 2009

Traje masculino junio 2005

El artefacto consiste en un traje de una sola pieza en color gris oscuro de un tejido flexible, en el que se integra en uno solo, la función de sueter y de ropa interior. Esta pieza resalta especialmente por el uso de los botones a modo de ornamento y que a pesar de tener manga larga, se haya omitido la parte que cubre las piernas.

Me ha atraído especialmente esta pieza por la sensación de ambigüedad que la acompaña, sumado a una audacia que raya en el descaro e incluso en el ridículo.

Fue diseñada por Vivienne Westwood en junio del 2005, la pieza aparece en la pasarela Primavera Estate 2005, la cual se caracteriza por la utilización de elementos clásicos femeninos en modelos varones, como la abundancia en el uso de faldas y tejidos satinados o con lentejuelas.

Vivienne fue inicialmente conocida por su asociación con el diseñador y más tarde su esposo Malcom McLaren en los 70’s para la creación del guardarropas e imagen del grupo Sex Pistols de quien McLaren era manager.

Así a ella se le asocia directamente con la instauración del propio concepto Punk.

Este estilo estaba directamente ligado a una clase británica obrera cuya juventud era hermanada con el concepto de anarquía.

La frase “do it yourself” ilustra a la perfección la ideología de esta generación, que se revelaba contra la opresión y los valores tradicionales que encarnaba la sociedad británica de entonces. Su vestimenta se caracterizaba por el reciclaje de viejas prendas y la personalización del atuendo, lo que hace que esta estética resulte muy cruda y con acabados furiosamente pobres que sustenta su fuerza en el proceso de deconstrucción.

Dicho proceso y sus acabados, causaron una gran polémica pues hasta entonces se buscaba que lo que se llevara puesto transmitiera belleza cosa que lo punk pasaba por alto.

Westwood compartía la ideología de su trabajo y en sus primeros años de carrera se puede ver expresado este inconformismo por las reglas del sistema en todos sus diseños. Sin embargo después de este éxito inicial tanto ella como Mc Laren deseaban ampliar su visión hacia fuera de Gran Bretaña y buscaron inspiración en la indumentaria histórica.

Es a partir de entonces que nos encontramos con una Vivienne Westwood más disociada del ambiente político de su país para encontrarnos con su faceta más soñadora, sumergida en un surrealismo rabioso que toma elementos tradicionales y antiguos extraídos incluso de pinturas del rococó, para reconstruirlos y reinterpretarlos según su propia imaginación.

Así entre sus colecciones nos encontramos con sus temáticas favoritas que oscilan entre el sexo, el salvajismo y los personajes de ficción como brujas o piratas, para en su periodo más reciente transmitirnos una sutileza no menos iracunda pero si más inteligente no obstante siempre aunado a una constante ponderación acerca del poder.

En el 2002 se vio una notable tendencia entre célebres diseñadores entre ellos Vivienne Westwood, de utilizar faldas para diseños específicamente varoniles. Con esto se buscaba descontextualizar una pieza que siglos anteriores había sido utilizada por ambos sexos y que en el siglo pasado había sido utilizada como símbolo de sumisión femenina.

En su colección Primavera Estate 2005 Vivienne claramente permanece fiel a su espíritu controvertido y ese afán de violentar la realidad con elementos culturales, “Use culture to create trouble” como ella misma dice.

Así bajo este perfil, podemos entender un poco mejor la pieza central de este análisis que pugna con el espectador por la violencia con la que confronta sus propias afirmaciones de una forma casi casi burlona.

Para la fotografía de este traje, contrario a su propia preferencia de utilizar modelos de rasgos exóticos, nos sorprende el uso de un modelo de rasgos canónicos quien nos contempla con expresión dulce en este traje tejido. Tanto su corte de pelo como el maquillaje, nos parecen inusualmente contenidos. A su vez, este traje nos recuerda a la ropa infantil de cama, pero con la variación esencial en el color y el tejido, los cuales lo dotan de suma elegancia.

Podemos entender el patrón de corte de la parte inferior apelando a las preferencias estéticas de Westwood que siempre se han inclinado especialmente hacia el momento histórico del Rococó, así como su constante interés en la temática sexual. Lo que desentona en esta pieza es la propia tesis de Westwood, quien afirma que le gusta que los personajes que usan sus trajes se vean importantes siendo que en este caso en particular nos desconcierta el encontrar la imagen de un hombre sumamente vulnerable encasquetado en su ropa de dormir y sin otro ornamento que unos botones de por si disfuncionales. Sin embargo es aquí a su vez donde radica la belleza de esta pieza, ya que contextualizada en un medio que puede tender fácilmente a la banalidad, se atreve a poner en entredicho el rol del poder masculino y regalarnos esta declaración de fragilidad absoluta.

Así, uno no entiende el poder y la expresividad de esta pieza hasta que lee los comentarios de la crítica no especializada “algunos (la mayoría) de estos trajes son tan increíblemente ridículos que siento pena por aquellos hombres que tienen que modelarlos así como el diseñador que los hizo”, es solo entonces cuando uno intuye que las contradicciones en este traje no son gratuitas y que no por nada Vivienne Westwood sigue siendo la reina del punk.




No hay comentarios.: