miércoles, junio 29, 2011

después de pintar me gustaba dejar los pinceles en el vacito de agua, como si ahi sumergidos se mantuvieran mejor o fueran naturalmente hechos para estar mojados. Cuando mi mamá presenció mi infantil inquietud juró que nunca me iba a regalar un pincel profesional porque solo sabía echarlos a perder yo no le expliqué que mis pinceles querían ser sirenas y no había fuerza humana para contradecirlos pero mis pinceles eran de madera y con el agua se les cae el barniz y se hacen raros. Mis pinceles Sirenas Frankenstein.
La última navidad que pasé en México antes de mudarme, me regaló algo chiquito, viendo muy sorprendida que se trataba de un pincel profesional con mango de acrílico transparente que podía resistir jubiloso los eternos baños.

1 comentario:

gabilalara dijo...

bellisimo post, me encanta!! Ilustralo! es bellismo.