viernes, mayo 14, 2010




Cuando era pequeña mi mamá decía que era una niña medio fea o al menos no tan bonita, así que para balancear el Cosmos y no ser tan infeliz, me enseñó que no debía amar a una sola persona, porque probablemente pasaría muchísimo tiempo en encontrar a alguien que me amara con la entrega que yo esperaba y que deseaba dar. Mi mamá me enseñó a amar a mis amigos para vaciarme de todo el infinito amor que tenía dentro.
Cuando era adolescente amaba a Cecy a Robby y a César. Los amaba mucho, con todo mi corazón, siempre pensé que ellos me amaban igual.
Recuerdo haber desafiado a mi temperamental papá miles de veces por ayudar a mis amigos.
El día que Robby me dejó tirada en la escuela o que a César simplemente le dio hueva ayudarme me di cuenta con desilusión que el amor de los amigos es posiblemente tan imperfecto como el de aquel hombre imaginario que algún día me amaría.
La secundaria, Robby, César y a veces Cecy me enseñaron que el amor es como el dinero, uno puede dar y prestar solo cuando te sobra lo suficiente como para esperar que no regrese. Ama porque necesites amar.
Cuando conocí a F y me quería de esa forma tan fea pensé que posiblemente el amor de pareja podía tener iguales desencantos o sorpresas como el amor de amigos. Acepté el amor de F como acepté el amor de Robby, de César y de Cecy en la secundaria, tal y como venía.
Cuando F me dejó todo lo destrozable destrozado me planteé seriamente si en verdad deseaba que me amaran así, así que decidí que era ese único tipo de mujer lo suficientemente neurótica como para plantearse tanto detalle pero que no deseaba ser amada por nadie ni por nada y que ese amor tan enorme y desborado que necesitaba derramar sobre algo, sería derramado sobre mi trabajo, sobre algunas plantas y sobre mis mascotas.
Mis plantas y mis mascotas mueren bastante seguido, yo sigo teniendo fe, las sigo amando, las sigo cuidando y aunque mi trabajo no es fantástico también lo amo, incondicionalmente, sea como sea.
Apareció después este hombre que me ama como puede amarme y como necesito que me ame, con deditos delicados y absoluto cuidado porque soy una mujer sensible.
Con mis amigos tengo muchas preguntas, porque a pesar de que me han enseñado que se ama mejor en pequeñas gotitas he encontrado que la gente espera que se le ame a gota gorda, dejándose las entrañas en el proceso.
He aprendido que cuando amas mucho a alguien y le entregas todo le haces daño porque le quitas la sensibilidad para apreciar cuánto lo amas. John Cage decía que el silencio es también un sonido, así como en diseño el espacio en blanco se maneja como otro elemento más, aunque sea solo espacio. En el caso del amor, debe de haber espacios vacíos, silencios o contragrafismos, como sea, esos huequitos donde a veces tienes que decir que no, donde a veces tienes que marcar ese límite entre el mundo y las entrañas, el silencio del amor es posiblemente la piel, porque ahi terminas tú y ahi empiezo yo...
no.

2 comentarios:

Inger M. dijo...

... you're amazing. o_o

gabilalara dijo...

Bellisimo. Bellisimo.
Cuentame mas.