miércoles, mayo 19, 2010

I was born to fight


Recuerdo el día que fui a hablar con Macotela. En el camino de regreso mi cabeza estaba caliente caliente, mi corazón helado. Me preguntaba una y otra vez, "Jimena, ¿de verdad quieres hacer esto?", "¿de verdad quieres estar aqui?". Me hice las mismas preguntas durante dos años y medio, sin tocar un solo pincel, un solo lápiz, nada. Un día llegó la respuesta, tan clara que fue imposible evadirla, "esto es lo que eres, cada pelo, cada uña de ti, es esto. No puedes escapar a ti misma" y decidí aceptar el karma, aceptar lo que soy.
Hoy recordé tanto a Macotela, a su poca fe, sus comentarios sarcásticos... Me sentí triste, recordaba la pregunta y todos esos años que decidi no dibujar ni hacer nada, recordé a toda esa gente que nunca creyó en mi...
A su vez, recordé a mi papá, que aunque no le gusta el arte o los dibujos ni mi trabajo, por alguna extraña razón piensa que soy buena y piensa que tengo una vocación tan fuerte que ciegamente me hizo cruzar un océano, tanta fé tiene. Recuerdo a Chiki que sabe que no tengo un título de diseñadora, que sabe cómo me peleo con Illustrator y me confía ciegamente todo trabajo que cae en sus manos, no se plantea ni siquiera que no pueda cumplir. Pienso en Gaby que compraba compulsivamente cada dibujo que salía de mi cabeza, aún antes de salir, sigue dibujando, sigue dibujando y solo por ella y sus ojos maravillados segui dibujando aún cuando mi mamá pensaba que era infantil e invendible. Pienso en Cecy y sus opiniones opuestas a la masa, a los comentarios negativos que se ciernen tan fácilmente como olas en el mar, Cecy era esa voz, la voz que siempre me abría los ojos, la voz que me llenaba de luz por dentro.
Venía en el autobus con tristeza, regañándome a mi misma. No derrames una sola lágrima. Ya no eres esa persona. No quieres serlo.

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