miércoles, noviembre 04, 2009

Para mi, una familia es un vínculo que te permite cuidar y ser cuidado. Me di cuenta de la importancia de la presencia de ese vínculo el primer año que estuve lejos y sola.
Dicen que contrario a lo que se piensa, la diferencia entre humanos y animales es el complicado entramado emocional que lo compone. La emoción, es más humana que animal.
Creo que también la presencia familiar es una reafirmación de la propia trascendencia de una persona, la legitimación de su existencia. El ser humano siempre necesita tener ese vínculo.

Respecto a las personas que estamos sustancialmente lejos de nuestra familia de sangre, esto nos supone un conflicto muy importante, probablemente sea la parte mas cruda y más difícil de sobrellevar de vivir lejos, pero precisamente porque tenemos las raíces cortadas y a veces estamos escencialmente solos, al menos en mi caso, me hace mucho mas consciente de la potencia de esa necesidad.
Creo que consciente o inconscientemente uno va formando pequeñas y atípicas familias. A veces en la pareja, o en los amigos, a veces a un nivel tan surrealista como una planta o una mascota.

Ayer murió Cosmo de la misma forma fea que han muerto todos mis animales. La presencia de la muerte en un animal primero es tan sutil que te siembra de dudas y luego es tan increiblemente arrolladora, de un momento a otro, cuando ya no puedes hacer nada para aliviar su dolor.
Cosmo era un conejito enano que me regaló mi novio y mis compañeros de piso un día no se si por mi cumpleaños o el mero gusto de verme feliz. Ha sido el regalo que más me ha sorprendido en mi vida y probablemente el que más he disfrutado.
Hoy me encontré a mi amigo Pepe en el tren, me dijo que hoy me veía triste y le conté que Cosmo se había muerto.
El no para de sonreir y por su cara entiendo que no comprende la tristeza que me significa perder a un miembro de las pequeñas familias que he logrado establecer aqui.
"No deberías depositar tu afecto en cosas tan frágiles" me dice, pero pienso que probablemente si no fuera tan frágil, nunca le hubiera entregado todo mi amor tan facilmente, solo en la fragilidad se encuentra la verdad del amor.
Y se retira diciendo que si alguna vez me regala algo, serán chocolates.

Y luego en el trabajo es un problema que pase tanto tiempo sola, tantos océanos de tiempo y silencio para quedarme callada con mi cabeza. La tristeza que se me manifiesta en el estómago y en la garganta y que a su vez nadie comprende porque para todo el mundo un conejo es un ser sin importancia.
La verdad es que contrario a lo que todos piensan y lo que yo misma también pensaba, los conejos tienen formas complejas de relacionarse, los conejos reconocen y recuerdan. Y algo que me causa especial fascinación, es la sutileza de su lenguaje, un conejo es un compañero para personas sumamente observadoras, a diferencia de los perros que son tan fáciles de leer.

Cosmo no se exactamente cómo, pero reconocía cuando estaba enferma o triste y contrario a muchos animales pequeños que solo te buscan para que los alimentes, Cosmo me buscaba para estar conmigo, Cosmo era mi amiga.

Ayer llegué de la escuela y se veía rara. A veces cuando se le regañaba se ponía caprichosa y se alejaba de nostros así que pensábamos que sería una de sus rabietas. Pero estaba rara, no se muy bien cómo describirlo, pero incluso el propio peso de su cuerpo me decía que había algo extraño y algo que también me llamaba la atención, es que a mi nunca me había hecho un berrinche porque en el fondo, siempre supo que podía dominarme... Esta vez, estaba rara conmigo.
La verdad es que agonizó increiblemente rápido y pasó de verse casi completamente normal a un estado muy triste en unas pocas horas.
Noté que le se veía algo asi como somnolienta o algo raro y en ese instante entendí que la muerte ya estaba sobre ella y solo puedes contemplar su rápido deterioro (porque los animales se mueren muy rápido).

Todo esto puede sonar sumamente estúpido, pero siempre he creido que lo mejor que le puedes regalar a una mascota que te ha amado con tan infinita entrega son dos cosas, no dejar que muera solo y una muerte digna sin tanto dolor.
Comprendi que lo segundo por la hora y por el tamaño de Cosmo era algo fuera de mi alcance, pero al igual que cuando Lola murió, decidí que iba a acompañarla hasta que ella se fuera. Así que la tomé en mis brazos y la envolví en una toalla acariciándole la cabeza suavemente para no hacerle daño.
Le agradeci su cariño y su compañía, le dije lo mucho que la iba a extrañar y le pedi tantas disculpas por no poder aliviar su dolor y mi pequeña Cosmo se marchitó tan rapidamente.
Al final paso lo mismo que con Lola, y comenzó a retorcerse en horrorosos espasmos que estoy segura inundarán mi cabeza por una larga temporada, esto duró muchísimo tiempo, terrible, la cosa mas espantosa que he visto, para finalmente emitir un sonido de dolor y morir.

El concepto de muerte es tan aplastadoramente sencillo que resulta muy difícil de comprender. De repente hay alguien, de repente ya no esta y nunca mas volverás a verlo. Esta afirmación es la parte mas fea, porque mi día estaba lleno de Cosmo, incluso cuando pintaba, le gustaba sentarse en mis piernas y contemplar. ¿De qué llenaré todo eso ahora?. Y que nadie, nadie se atreva a regalarme otro conejo para arreglar mi tristeza, porque no encuentro un gesto mas insultante que ese. Como si ese animal en concreto no poseyera su propia personalidad, su propio espíritu, como si fuera reemplazable.

Me acuerdo muchísimo cuando se murió mi cuyo cuando era mas pequeña. Yo lloraba mucho y mi mamá para consolarme me decía:

-Debes estar contenta, porque ya esta en un lugar mejor
-¿Cómo puede estar en un lugar mejor si tú misma dices que los animales no tienen alma?.
Y un poco sonriente comprendió que la había atrapado.
-Me retracto, creo que los animales si tienen alma y van a donde sea que vayamos nosotros.

Nunca he sido católica pero confieso que encuentro mucho regocijo en este pensamiento. Pues me hace sentir que algún día volveré a ver a mi gato-bruja-tigre-Julia y a mi querida Cosmo.

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