lunes, septiembre 28, 2009


imagen: peter taylor


Tengo muchos conflictos con aquello de la soledad, me encierro a mi misma en ese círculo vicioso del engentamiento progresivo y el terror al olvido.
En el fondo lo terrible de la soledad es eso, que poco a poco la gente te olvida, aún aquellos que te aman mucho.
Necesidad es una palabra grandísima. Nadie es necesario, pero que necesario es sentirse necesitado. Y si esta frase es verdad, entonces no hay cosa más infértil que aferrarse a no ser olvidado.
Hay una ciudadana que teme mucho no quedarse sola, no ha experimentado un periodo superior a los 3 meses sin una relación. Ella dice que es un acto practicamente instintivo porque no sabe exactamente a que le teme.
Yo sé a que le temo. Y de repente algo dentro como que duele de una forma chistosa y difícil de aceptar que yo defino como el orgullo, no querer ser olvidado es puro ego. Es complejo sobre todo regresar a los viejos lugares de identidad y enfrentarse a que ese mundo, donde tu caminabas ya es otro, que ya no te pertenece.
Me encantaría que me vinieras a buscar y miráramos películas de-mala-trama toda la tarde te lo juro, pero sé que hace mucho no estas conmigo y probablemente una tarde tan larga nos sería incómoda... Que complejo es conocer a alguien tan bien, acostumbrarse tanto y después de todo, volver a ser un par de desconocidos. Por eso, tú no me buscas y yo no te llamo, y no nos visitamos porque en el fondo nos tenemos miedo.

Y como quisiera que esas otras dos mujeres me escribieran cosas lindas el día de mi cumpleaños, en la preparatoria los cumpleaños son una cosa muy importante, los primeros cumpleaños, tan trascendentes. Y pasan los años y de escribirnos largas y hermosas cartas pasamos a las tarjetitas digitales, a los mails dos semanas tarde y finalmente n.a.d.a. y nos quedamos así, porque nos hemos quedado sin ofensas, ya no hay nada que se pueda hacer para ofendernos, me has dejado plantada un par de cientos de veces, yo te he escrito unas cuantas miles de cartas venenosas con cada palabra elegida para lastimar. He dado en el blanco varias veces, pero también he llorado grandes lagos.

Hace un par de años me resigné al olvido. Después de salir de aquella casa que consideraba mi nido familiar sustituto, horrorizada contemplé no ser reemplazada sino que el agujero que había dejado era invisible y transparente.
Así, si vínculos que uno considera vitaliciamente afianzados y que en realidad no duran mas de unos cuantos meses, qué se puede decir de aquellos vínculos que en principio no eran tan resistentes?.

Una vez me escribió la ciudadana P que era una cuestión de alejamiento, yo creo que es cuestión de interés y coincidencia. Me he resignado y acepto gustosa el destino que ha encontrado a todas las cosas de mi viejo cuarto y junto con ellas, me haré polvito y descansaré sobre el propio peso de mis años de ausencia.

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