En ese momento, que cada día llegaban los vigilantes con una noticia nueva, cada vez peor, le escribí desolada a L: “Pero uno como ciudadano, ¿qué puede hacer?, estamos atados de manos, ¿qué puedo hacer con tanta decepción?”
Él, tranquilo como siempre me contestó: “Uno solo puede hacer las cosas que uno sabe hacer, diseminar el mensaje con lo que uno es.”
Tengo un par de manos, una mente y un corazón, estas son mis tres herramientas favoritas, ellas me ayudarán a limpiar mi desencanto, yo me dejaré vaciar en ellas.
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