jueves, diciembre 27, 2007

Hace un año para variar me pelee con mi maestro de escultura en madera, me mandaron a hacer moldes y el hombre lo dejó todo hasta dos días antes de que me regresara a México y ya no pude aprender nada.

Me di cuenta que tenía la boca llena de caries y que hacía como 7 años, desde que me quitaron los frenos, que no iba al dentista.

El dentista tuvo que hacer un trabajo muy largo arreglando todas mis resinas dañadas.
Siempre me ha sorprendido el trabajo de un dentista, es una escultura miniaturista tan precisa y minuciosa, si lo ves desde ese punto, es una escultura muy bien pagada.

Le pregunte por sus técnicas escultoriles pues engañada por Alejandra de Zúñiga quien había prometido ayudarme simplemente dejó pasar el tiempo y sus promesas así que en mi resignación por recibir mi merecido suspenso simplemente lanzaba preguntas al azar.

Mi triste situación lo llena de ánimo y se pone bien optimista y es que en un caso como el mío se pasa tanto tiempo con un dentista que a huevo terminas creando una relación bien cercana.

Me mandó con un amigo suyo decía, un escultor que vivía en Cuautla.
Es raro encontrar escultores en Cuautla, lo que yo conozco de escultores en mi pueblo y sus alrededores hacen siempre lo mismo, viejas encueradas super buenas con jarrones o diferentes accesorios totalmente comunes.
Paco era diferente. El vive con su esposa en una casa bien sencilla, de esas que tienen puertita de aluminio y garigoleados muy tradicionales como barrotes. Entras a su casa y esta llena de muñequitos de esos medio kistch de animalitos y cositas del bosque.

Llegué así de la nada, con la sola llamada de Jaime (mi dentista) precediendome. Al explicarle mi situación y saber si él conoce la técnica de moldes de silicona, así, con sonrisota en la cara me dice que si, que con mucho gusto me ayuda, que qué necesito?.

Al final no pudo ser de silicona porque me iba en dos días de regreso a Barcelona pero lo hicimos de yeso, me explicó cada pequeño detalle de como lo iba haciendo, el porqué, al final quedó muy bien.

Durante todo este proceso me contó que él y su esposa son egresados de la Enap, licenciados en artes visuales en toda regla, pero que cuando iban a tener a su hija, no les pareció muy lindo el ambiente de la ciudad, mucho menos el ambiente artístico, que ellos decían, no esta bien que un niño crezca pensando que las drogas y el alcohol son algo normal, por eso decidieron exiliarse a Cuautla.

Tienen en su patio un par de gallinas y un taller muy modesto pero bien equipado, tienen un perro.

Ese día eran los quince años de su hija, de esas niñas que de repente empiezan a ser muy guapas así misteriosa y espontaneamente. Su hija irradia una belleza bien rara, bien natural.
El dice que parte de la decisión de dejar la ciudad es la responsable de que ahora no tengan dinero, sin embargo que no se arrepiente de haberla tomado y aunque ahora no pueda pagarle su fiesta de quince años, pues es lo que hay. Sentí un poco de tristeza en esto, porque a pesar de que dice esto honestamente y se ve bien convencido en sus ojos, se ve que a la niña si le gustaría una fiesta. Dicen que ya le harán algo sus amigos.

Admiro mucho a Paco, se me hace una decisión bien fuerte y bien difícil, es amarrarse las manitas por una calidad de vida en la que se valora y se lucha por un tipo de valores talvez mas trascendentes. En nuestra sociedad esta mal visto y en la mayoría de los casos he visto que se le considera un fracaso, para Paco, es una victoria.

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