jueves, diciembre 27, 2007


Ella es una persona bien rara. Cuando llegó me llamó mucho la atención que no tuviera esposo o hijos o amigos, ella dijo que no dejaba nada en Argentina.
Cada vez que hablamos por algo me incomoda sentir un cierto aire de superioridad de su parte. Ella quiere que le conteste y le atienda todas sus llamadas por teléfono.
-Toma los recados, porque el otro día me dijeron de un trabajo que estuvieron llamando y nadie contestó.
Nunca he escuchado un porfavor de su boca.
En mi cabeza ella es el clché de argentina.
-Voy a ir a la casa entre 8 y 9 de la noche para que estes ahi para abrirme la puerta.
En su cabeza hay una especie de fantasía en que es la princesa del cuento.
Se lleva como 10 o 20 años de diferencia con mi mamá. Mi mamá se ve como 10 años más jóven.
Cuando me fui a dormir me preguntaba cómo habría sido de jóven, si habrá tenido cara de viejita desde que era niña, hay muchos niños que nacen con cara de viejitos o e adultos, desde siempre sabes como van a verse cuando crezcan, a ella no puedo imaginarla a la inversa, una viejita con vestido de niña es mi máximo esfuerzo.
Su único vínculo con el mundo es Javi que es su hermano, a Javi ella no le cae bien y se ve que le incomoda su presencia, pero son del tipo de historias que no me interesa, la tragedia tiene un olor muy peculiar.

En las mañanas se escuchan por el pasillo sus largas conversaciones con Abelardo. Cuando salgo del cuarto siempre esta sentado en sus piernas mientras ella le cuenta toda suerte de cosas mientras bebe mate. Javi no bebe mate.

Navidad fue muy incómodo, ellos estaban ahi, desde que ella llegó Javi dejó de hablar, se llevan tantísimos años y son tan diferentes que quién sabe de que podrían hablar estando solos, no parecen tener ningun tipo de relación, así un simple hueco relleno de antipatía. ¿Puede contar antipatía como algún tipo de vínculo?
Diego regresó a los monosílabos, pero me llamó en Navidad y en mi cumpleaños y eso me puso muy alegre, me necesitó en verano y compartí mucho tiempo con él, siempre que me acuesto a su lado se me pasa cualquier enfermedad. El me contagio de varicela pero no de hepatitis, me enseñó a andar en bicicleta y a hacer espagueti. Con él fue mi primera peda y siempre fue mi cómplice en muchos sentidos. No imagino una vida sin un vínculo así, aunque por telefono y en teclado solo haya monosílabos.

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