jueves, julio 27, 2006

los brazos tienen su pulso




Su carta favorita siempre fue la del loco; sin embargo casi siempre salìa una sola, con ese mensaje no tan secreto que aùn no habìa podido aprender a descifrar... condicionamientos decìa, y en el librito estaba el dibujo de un leòn disfrazado de oveja, sè quien en verdad eres decìa, que tu verdadero potencial se convierta en realidad palpable, aunque pretendas ser oveja, eres leòn.

Re dulce el telèfono... Habla. Su risa... Me gusta cuando se rìe.

Estaba sentada en su sillita de Cocoyoc y hiedra bien verde comenzò a crecerle por el tobillo, a enredàrsele por todo el cuerpo, en los poros estaba repleta de semillas, su piel se habìa convertido en una verdadera selva. Por el dìa si te le acercabas podìa percibirse el exceso de oxìgeno que habìa muy cerca de sus chapitas, por la noche era peligroso por la condenada fotosìntesis.

Seguìa sacando las cartas, dentro de un ente tan pequeño no pueden caber demasiados sentimientos a la vez, pero sigue sacando cartas y ellas le muestran la contradicciòn impresionante que se entremezcla en su interior...

Me acerquè, pero un cedro que me crecìa en la cintura no me dejaba acercarme demasiado. El cuarto es pequeñito y hay otras 10 personas viviendo en èl, todos ellos con otra serie de objetos, a nadie le crecen plantas, ¿porque?, en ese momento una orquidea blanca me creciò cerca de la nariz pero no podìa traducir bien el olor que emitìa esta flor, es como si ciertas cosas no emitieran olor alguno.

Habìa una època en que creìa que los olores eran engañosos, porque muchas veces las cosas huelen mejor de lo que saben, tenìa un recuerdo nuevo de algo que habìa olido y probado hacer poco, ahora no recordaba què era o que habìa sido pero tenìa la certeza de que el sabor y el aroma de aquel objeto coincidìan a la perfecciòn.

Hace un par de semanas o talvez meses (porque he perdido completamente la nociòn del tiempo) estaba muy triste, pero de esas tristezas que no se quitan despuès de mucho tiempo... Me gustaba entregarme mucho a la gente, a veces todavìa pero solo con ciertas personas me gusta entregarme mucho. A veces me da miedo, porque no te das cuenta con quien se puede hasta que te lastima y sabes que con es@ no se podìa. Hace unos meses me costaba confiar en la gente.

Fucus fucus, lo pidio en su cabeza, ahora lo pide porque todo lo que ha pedido se ha consedido sin lìmite. Habìa temporadas en las que le gustaba mucho jugar juegos de azar porque tenìa un sentido que le decìa exactamente que cartas saldrìan, que nùmeros tirarìan los dados. Nunca supo si era su voluntad lo que movìa los objetos o si era solo una capacidad de adivinar cuando las cosas pasaban. En ese instante voltea a ver a una mujer que va caminando en la cancha de basket y cae al suelo, no puede evitar reirse.

No hay comentarios.: