viernes, diciembre 03, 2021

A las niñas a veces nos ofrecen diarios.

El primero era blanco y tenia un pandita en la portada. Estaba hecho de plástico.

A pesar de tener un candado, sospeché que no era privado al encontrar la caligrafía de mi hermano en una página después de un escrito “mi hermano es un tonto” “y yo también”.

Las paginas eran pequeñas y la libreta no estaba diseñada para dar de si mucho mas que lo que una niña de 10 años pudiera dar. En quinto de primaria se murio Pancho el hermano de Ale. Fue un incidente muy dramatico porque nadie antes se había muerto en nuestro pueblo, mucho menos alguien tan joven. El chico tenia no mas de 13 años. Aparentemente el profesor de atletismo lo había hecho correr mas de la cuenta y Pancho se colapsó. Nunca entendí muy bien que le paso mas allá de sentir que quizás hacia falta algo de compasión al sistema educativo y que por ningún motivo me hubiera gustado estar en el lugar del profesor de deportes ese día.

Pancho ocupo las primeras paginas de un diario que me regalo mi prima. Era blanco también, con su candadito fácilmente corruptible y portada de corazoncitos de colores. Que extraña forma de inaugurar una libretita tan mona con un escrito tan funesto. Yo no entendía la muerte a los 11 años ni entendía ese hueco en el estomago de entender que hay algo muy retorcido en el universo para quitarle la vida a alguien tan joven.

Si, estoy segura que el año anterior mi hermano habría leído el diario sin reparo de escribir cualquier cosa, pero después de ese año, como el ladrón que le robo a mi amiga el bolso que contenía el cadaver de su gato, lo que habría pensado cualquier persona que hubiera leído mi relato en mi librito blanco de corazoncitos de colores.

No hay comentarios.: