sábado, septiembre 24, 2016

Y de repente estaba en el punto uno de inicio. Era como haber dado un salto gigantesco hacia atrás y de repente darte cuenta que todo lo que has remado y todos los kilómetros recorridos ha sido en vano. Cuando era pequeña deseaba ser trotamundos, era como si el universo hubiera escuchado ese deseo que había tenido con tanta fuerza, oscurecida por mi casa callada y extraña, pedí mil veces arrancarme las raíces, pertenecerle al viento y de repente 32 años después me di cuenta que en efecto, no tenía raíces y podía narrar mi vida con hojas de diarios arrancados, sin ninguna secuencia más larga que un par de párrafos. Hay personas que no son de novelas muy largas y lo que dura nuestro arraigamiento tiene una breve longitud parecida a los micro relatos.

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