viernes, junio 07, 2013

Lone wolf

En la secundaria participar en los eventos es opcional. Tiene algo de crecer que te dejan tomar tus propias decisiones. Hay gente a la que no le gustan las actividades en grupo, y cuando te ofrecen bailar en taparrabos y ayocotes en los tobillos, simplemente no. Así que surgen algunos inventos como la boda de un tío o algo así. Que prácticamente ni tiene tíos a todos los ve mayorsísimos y como figuras sin trascendencia en su vida. La boda del tío (inserte nombre aqui).
Frank Sinatra es el tema del baile del cual inmediatamente se desapunta. Tiene una sensación rara dentro del esternón cuando las ve a todas juntas ensayando, como preguntándose si se arrepiente o si es eso lo que quiere. La soledad sabe frío.
El primer evento es una noche mexicana, toca vender boletos y disfrazarse de algo gracioso. Descubre que le dan miedo los niños de catorce años, Joaquín dice que es una cosa lógica porque es una edad jodida en la cual todos son unos hijos de la chingada. Concurren. A pesar de ello y como ejercicio personal le hace la "sugerencia" de que vuelva al evento, así desarrollará la capacidad para confrontar sus miedos más profundos. Son de esos miedos que te hacen jadear, ser incapaz de pensar otra cosa, simplemente se queda ahí seca. Pero la cruz consiste en que todos saben que va al psicólogo y que es éste el que le ha hecho volver. Este hecho es importante porque nadie toma en serio a alguien que va al psicólogo y siente que cada vez que da una opinión o algún comentario los demás no la toman en serio porque esta loca y tiene problemas de ansiedad y depresión, "yo no voy al psicólogo" le dicen cuando no esta de acuerdo con algo.
El final es triste, hay tres mil pesos para cada quien a pesar de todos los humillantes eventos en los que participa. No encuentra moraleja feliz sobre trabajar en equipo, finalmente siempre celebra la individualidad extrema lo cual socialmente se ve feo.
El performance no es optativo, el tema son las fallas euclidiandas y sólo en el tema se encuentra con aquello que detesta del arte y de los diccionarios médicos. Realiza dos acciones y en la segunda opta por cortarse el pelo a tajadas con un cortaúñas, es estúpido porque no lo siente desde las entrañas y cree que todo el evento ha sido planeado para confundir a los espectadores a lo cual no ve sentido.
Para la carrera baraja algunos candidatos pero todos tienen el inconveniente de ser hombres muy altos. No es agradable correr con ellos y las mujeres que conoce son flojas o madres o ambas y al mismo tiempo se inunda de satisfacción ambigua de pensar que todo será a su ritmo, con su música, con su conversación mental que casi siempre le es agradable. Se encuentra a la mitad de esa muchedumbre de gente con el chip del reloj como único compañero descubriendo un poco extrañada que prácticamente todos los asistentes llevan al menos a otra persona. Alguien dice que correr sólo es difícil porque no tienes nadie que te anime y que te jale cuando no puedes dar más pasos. La disciplina y la fuerza de voluntad siempre son mayores cuando uno se siente observado, dicen. Y se repite hasta el kilómetro 4 o 5 esa sensación dentro del esternón que no había sentido desde que se rehusó a vender boletos para la noche mexicana.
Y así como el día del performance, en que pensaba que era necesario una especie de director  menos blando para tener una especie de coherencia estética siente que la situación necesitaría de un líder y un seguidor. Seguir a alguien piensa que no sería tanto problema pero le desagradan las situaciones que están planteadas con bases equivocadas, juzga la situación como mejor puede y dentro de ella grita la misma voz de siempre diciendo que las cosas saldrían mejor si estuviera sola o si el director fuera justo, respetable y trabajador, necesita que se lo demuestre pero conforme pasa el tiempo le asusta el constante cambio de opiniones. Le mira como miraría a un velero sin timón. No sabe si es su miedo a la colectividad o si es genuinamente acertado eso que siente.

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