viernes, marzo 11, 2011



En el ipod se cruzan dos canciones que pertenecían a ese periodo caracterizado por ciertas cosas, como el cougar blanco, como aprender algunas reglas, examenes de la Esmeralda e incertidumbre. La incertidumbre es la cosa más calórica que existe, ese año subí 10 kilos de pura angustia. Me encontré un cuentito en el que fijar mi atención, tenía nombre masculino y me enseñó muchos don'ts (aparentemente no los suficientes) de como relacionarse con el sexo opuesto. Tú pasabas por un momento rarito, midiendo tu feminidad no con reglita de treinta centímetros (como lo hacía yo) sino con el marcador de kilómetros del dichoso coche, el cual cabe destacar que tenía reproductor de cds.
Me gustaba ver como te vestías porque no le tenías miedo a ser poderosa, ni al terrible magnetismo que emanaba tu pelito rizado con tenaza, yo quería no tener miedo pero cuando se tienen cosas que no se saben usar a veces es mejor no tocarlas o le puedes sacar el ojo a alguien. Por ejemplo, yo prefiero el pelo corto, creo que se ve más bonito, pero por alguna extraña razón prefiero traerlo largo porque me hace sentir como una especie de felino come humanos y entonces a veces no necesito otra cosa que mi metro cincuenta para sentirme una gigante, eso y el pequeño llaverito que me regaló Rosa, que no es especialmente bello (de hecho no se muy bien de dónde lo habrá sacado, igual y se lo encontró por ahi) pero me lo dio el día que tenía la entrevista de las páginas web y me deseó suerte y me dijo que eso me recordaría que ella quiere que me vaya bien y cuando uno tiene problemas o se siente solo a veces solo es necesario recordar a las personas que quieres y que te quieren aún sin tener el cabello largo o emitir ondas magnéticas para sentir cierta seguridad o al menos tener una razón para sonreir.

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