lunes, noviembre 30, 2009

el hueso que te sobresale por debajo del pómulo... la única variante.

escribíamos carta, al menos una vez a la semana, a veces más cuando sucedían cosas importantes, pero nunca menos.
El otro día después de un sueño muy extraño le escribí curiosa. ¿Sabes lo que soñé el otro día? y a pesar de que siempre son monólogos, sabía que me diría que con ella siempre fue un caballero de esos hombres que te piden disculpas por poner la cabeza debajo de tu zapato, por eso a ella no le atraía. A mi me gustan los hombres buenos, aquellos que te tratan bien y que no utilizan juegos para conseguir lo que quieren. De cerca, él no era un hombre bueno y por eso no me atraía. Debiste tú quedarte el cerca y yo quedarme el lejos y nos hubiéramos quedado todos contentos y todos tranquilos. Tú sin la culpa de haber jugado con él y sus pobres sentimientos de hombre frágil y yo sin el rencor de que aquel hombre se comportó como un animal conmigo y que siempre siempre le odiaré por ello, aunque se vista de traje, aunque engorde 15 kilos, se parezca a Winnie Pooh y por ende te parezca tierno... Además, Winnie Pooh es terrible.

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