miércoles, enero 28, 2009


cuando era chiquita mi papá decía que teníamos raíces catalanas, mi hermano y yo nos reíamos mucho pues pensabamos que este pensamiento era producto de ese malinchismo ambiguo que secretamente cada mexicano guarda dentro de su corazón,"bueno, pues entonces regrésate a tus tierras a reclamar tu reino" y teníamos un amplio repertorio de chistes cuando se ponía tan sentimental y afirmaba convencido que él era catalán.

Gaby, que era una viajera muy intensiva, hablaba de las maravillas que albergaba Barcelona dentro de sus entrañas, "es una ciudad tan mágica", describía a la gente que se pinta y baila en las ramblas o que simplemente se pone estática representando a un personaje y todos los diminutos callejones que a veces no vuelves a encontrar nunca mas, yo quería conocer eso.

de repente no se ni cómo pasó pero todos mis planes salieron raros y aunque estaba planeado que fuera a estudiar a Italia, o a la Esmeralda o a la Enap, ninguna de las tres fue plausible por x o y y entonces sin darme cuenta de repente tenía un boleto de avión a Barcelona por tiempo indefinido y por azares del destino, escuchamos por una tía que había recibido una carta misteriosa de la familia perdida catalana. Sobra decir la justa redención que calló sobre mi papá al considerarse el mártir protector de la cultura catalana y que al final todo aquello que contaba y que había sido tachado de mito, al final era cierto, tenía algo de catalán.

En el viaje a Barcelona decidí conocer a la familia perdida, no se porqué, y resultaron ser todos muy delgados y con ojos muy grandes color verde o similares. Resultó además que había una firme linea de locura corriendo jariosa por su sangre, tenían toda suerte de antecendentes como bipolaridad, anorexia, suicidios casuales y depresiones (de las que no te permiten salir de tu cuarto o de tu cama), a mi me sorprendió que en este país hubiera la posibilidad de darte debaja del trabajo porque te sientes triste y pensé esa era la diferencia entre los paíces de primer mundo y nosotros. Yo nunca conoci a mi bisabuelo, pero dicen que era seco y muy grosero por lo que pienso que igualmente no hubiera sido tan increible conocerlo, de todas formas por lo mismo no me sentía tan afectada o identificada en todos estos sucesos y no veía nada de esta gente delgada, guapa y loca en mi, talvez solo lo loca.

Mi papá tenía tantas ganas de conocerlos hasta que finalmente armaron las fechas y se lanzaron a cruzar el charco. Estando aqui decía que el sobrino se parecía taaaaanto a su abuelo, pues tenía sus ojos azules océanicos y la misma calva como con bultito en la frente, todos se reconocieron como familia por la dichosa calva que extrañamente hasta mi papá compartía.

En una de las fiestas algunos años después en que mis papás pudieron volver a venir el viejito le contó a mi papá que el otro hermano de mi bisabuelo cuando había muerto atropellado por un camión en Tamasunchale (si si, murió ahi, no es metáfora) había dejado en su testamento que la fortuna que había amazado en México quería dejársela a su mamá y a sus hermanos, el viejito le preguntó medio en secreto, que "¿dónde estaba esa herencia?" y creo que el corazón de mi papá se rompió en pedacitos al descubrir que el santo abuelo era en realidad el bandolero de Barcelona, y que se había clavado la herencia de su madre y de su hermano.

Hace poco salió una ley que permite a los nietos de españoles reclamar la nacionalidad, mi papá quería volverse español para que talvez a mi en un futuro me sea mas fácil vivir aqui, así emprendió la aventura de averiguar todos los datos posibles del Bandolero de Barcelona, encomendándome a mi la labor de buscar una copia de su acta de nacimiento con los datos que mi tía en una cruzada imposible había juntado en Tamasunchale (donde también murió(el abuelo, no la tía)). Hace poco fui al registro civil, porque por algo se tiene que empezar, y cuando vieron que buscaba un acta de nacimiento de 1891 se rieron un poquito y no paraban de preguntar cosas, de todas formas decían que no podían hacer nada por mi si no averiguaba cualquier mínimo detalle del hombre este, que si nació en hospital, que si nació en su casa y que cuál era la calle y me mandaron al archivo de la ciudad.

En este enorme edificio estaban todos los documentos que habían existido sobre la ciudad de Barcelona y era impresionante los sistemas de ventilación y la profesionalidad de la gente que trabaja ahi, cubiertos de batas y anteojos siempre con una máscara de seriedad sobre sus caras.

Estaba ante mi este libro donde figuraban todos los nacimientos que habían sucedido en Barcelona en 1891... busca la F.

Al encontrarla un sentimiento indescriptible me inundó, ahi estaba, su nombre escrito en una caligafría antigua perfecta, junto con los nombres de sus padres y sus abuelos, descubrí que había nacido en la calle donde sus descendientes ahora siguen viviendo y que su papá había nacido en la Habana y esto me resultó aún mas intrigante pues yo sabía que eran una familia catalana tan vieja que este dato resultó incomprensible en mi cabeza. Y contemplaba todos estos nombres y le preguntaba en mi cabeza al Bandolero de Barcelona si se imaginaba que su bisnieta iba a ir a su ciudad natal a saberlo todo de él y me preguntaba si sería yo la última que contemplara ese libro, concretamente ese nombre.

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