martes, noviembre 11, 2008

intento acostumbrarme a ese nuevo ángulo tan pronunciado en mi diente sin entrar en estado de pánico histérico. Aprender a masticar nuevamente, aceptar una parte más de mi cuerpo que se encuentra dañada y que por el momento es irreparable... me estoy haciendo vieja.

en la secundaria tenía la sutil sospecha de no representar nada en especial para el 95% de las personas sentadas en el salón.. Ni hablar de la totalidad escolar. Mis sospechas se confirman y acepto la existencia de un sentimiento envidioso por todos aquellos cuyos cumpleaños y fechas importantes son recordados por esas personas con las que uno creció.

A veces me veo con mi diente roto y sepultada en esa cocina por la monstruosa cantidad de platos sucios y pienso que me gustaría importarle a alguno de ellos un poquito mas que nada... a veces pienso en mi familia y esas cosas e infantilmente pienso que también me gustaría que estuvieran un poquito mas pendientes de mi.

siento envidia, infalible y líquida envidia. a veces aunque me siento independiente e invencible, también me siento sola y no puedo evitar el pensamiento que a mi hermano todavía le mandan topers de comida... y me hago pequeñita como caracolito de jardín, pasan y pasan los hechos, las tormentas, las cosas lindas y grandes y bellas y espantosas y terribles... y nadie se entera.

2 comentarios:

10.21 dijo...

y nadie se entera... es de lo más triste...

también es como molesto (al menos a mí me putea) darse cuenta de que el discurso implícito en toda la época "de formación" (el que te dice, palabras más, palabras menos, que si te esfuerzas por cumplir tus "deberes" te va a ir bien en la vida o de alguna manera vas a estar mejor que a los demás) es mentira. pero ese no es tu punto.

lo triste es que nada pasa. todo pasa y nadie se entera. no creamos relaciones ni avanzamos a ningún lado.

en fin... gente.

ni_mini dijo...

si... es extraño, no se porque me ha agarrado mucho la melancolía y cierta consciencia del autoengaño