El arte me da mucho miedo, hay veces en que me siento deborada por una belleza ambigua y de maquillaje.
Crecí en un pueblo con solo 7 familias, era un terreno prácticamente vírgen, construimos una escuela y pequeños centros de entretenimiento. Durante toda mi vida soñé con los privilegios de vivir en una ciudad, con su cultura, con la diversidad en su gente y en su pensamiento.
Hace 5 años llegué a Barcelona. Ahora que he vivido esta experiencia que ha sido muy dura pero me ha hecho crecer mucho, siento que he madurado un mundo, pero esta ilusión inicial por la ciudad y su urbe ahora me llena de miedo.
Solía idealizar el diseño gráfico, me gustaba la idea de hacer un mundo más bonito y mas barato para mas personas. Ahora me cuestiono mucho esta relación entre el concepto de lo que esta bien y el progreso, creo que son los valores occidentales por excelencia,progreso y libertad y que a veces los buscamos ciegos e ignorantes. No somos libres, y buscando esta ilusión de libertad, nos hemos atado a degradantes trabajos como son la manipulación de los medios, de las personas, el diseño casi siempre esta al servicio de la publicidad y la publicidad pretende inventar nuevas e irreales necesidades para el hombre que en realidad no necesita. El diseño es una articulación importante en este imperialismo capital, donde la sociedad necesita saber que lo que esta haciendo esta bien, necesita llenarlo de colores y de una estética bonita para sentirse amable, para sentir que su vida es correcta.
Me asusta la heterogeneidad del arte, que se balancea entre el negro y el blanco, tienes mucho o no tienes nada, y mientras somos esclavos del dinero porque se necesita comer y cada vez todo es mas caro y cada vez somos más, aún así nuestra naturaleza nos sigue torturando con una moral que nos pone aún más trabas para poder sobrevivir, porque te quiebras o pereces, te vuelves duro o simplemente te pierdes, así el arte para mi es a veces esta tortura de ambigüedad, donde es parte de mi naturaleza y mis placeres favoritos, de mi escencia, pero al mismo tiempo es debatirse entre moral y supervivencia, entre ambición y humildad, entre belleza y deber.