miércoles, febrero 20, 2008

y la señora con una delicadeza increible se dejó caer cual rockstar a los asientos de los jovencitos que viajaban en el tren, secretamente a mi punto de vista albergando la esperanza de que le fuera otorgado uno de estos privilegiados asientos. en este país la fuerza social de la tercera edad es una cosa de llamar la atención, de esos suvenirs mentales que te terminas guardando después de visitar una ciudad, los viejitos que pelean en el autobus, en la cola del pan, en el metro, en las escuelas, viejitos que han visto la sucesión de este siglo con sufrimiento, teniendo como resultado esa dureza implacable de carácter.

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