La primera vez que lo vi, pensé que sonreía poco.
Pensé que con Jero en el teléfono se reía muchísimo y que debía de ser alguien muy especial aquel que pudiera hacerlo reir o sacarle una sonrisa de esas.
Ayer su dentadura se desplegaba como cuarto creciente y mi corazón se hinundó de un sentimiento que todavía no puedo definir.
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