sábado, septiembre 09, 2006


La ausencia sobre todo en las tardes, me ahoga...
Cuando uno se acustumbra demasiado a la música se pasa demasiado tiempo solo, música para cocinar, música para dibujar, música para tender la ropa, música cuando despierto, para tender la cama, para buscar la libreta extraviada, para mitigar la angustia.
La boquita bien cerrada, de esas veces que medio se te atrofian las cuerdas vocales. Niveles superficiales de relación, de esas que no debes dejar que se te filtren muy profundo, la vulnerabilidad es un privilegio raro en nuestros tiempos.
Una ausencia que aprieta como aprietan los anillos los días que se hinchan los dedos, puedo quitarme un anillo con muchos trabajos pero no he podido quitarme tu ausencia.
Hay pequeñas burbujas de hostilidad, de mi parte una indiferencia que es muy cómoda, también siento una paz profunda respecto a esos asuntos del pasado, es bonito de vez en cuando ser capás de darte cuenta que efectivamente el amor puede cergarte en la más culera de sus facetas.
Mi pensamiento y mis capacidades expresivas siguen entumecidos, cuando encuentro a alguien que realmente me toca por dentro se me desbordan las palabras de ti, talvez estoy tan llena de ti que no puedo sacar otra cosa pero la gente se cansa cuando hablas solo de amor, el amor es tan exclusivo que es preferible oir de dolor, nostalgia o cualquiera de esos sentimientos que son tan públicos, populares y compartidos.
Ahora también tengo de aquellos pero igual como no tengo desencanto ni amargura, no puedo despertar esos feminismos baratos de que todos los hombres son iguales, de hecho he ahi el problema, que no eres igual a ninguno y me resulta imposible si quiera la perspectiva de poder reemplazarte.
Así, mejor me quedo con mis asfixiantes absesos de cursilería, los prefiero aunque a veces duela acordarse de todo lo que me dabas a perder a alguien que significa lo que tú significas para mi.

No hay comentarios.: