Tenía la sensación extraña de que mi tasa del café estaba siendo utilizada como rehén. Ese pequeño miembro de la familia esperando ser rescatado junto con todos los miembros de anteriores secuestros fallidos, todos los días, el recordatorio de tener que rescatar la tasa.
16 de mayo es un día después del cumpleaños de Omar Beltrán, pero me dirijo con pasos temerosos bajo el sol de inicios de verano. Me cuelgo del barandal cuando la fuerza me abadona y respiro hondo e intento recordar que soy polvo de estrellas. La puerta baila literalmente.
Papeles, muchos papeles y mi incapacidad para recordar instrucciones. La tasa es recuperada con éxito, los adioses son repartidos y el lugar desalojado para conformar otra historia más que espero pronto sea recuerdo.
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