viernes, julio 30, 2021

 
"Ahora mismo no sé qué es de él. Era azafato de vuelo y todavía, cuando vuela a Barcelona me manda algún mensaje al móvil para volver a verme, o lo que es lo mismo, volver a acostarse conmigo. Nunca recibe respuesta por mi parte.
Se llamaba Carlos y era algo mayor que yo. Nos conocimos esa misma mañana en una playa nudista. Por la tarde quedamos a tomar alguna cerveza por el centro de la ciudad, y paseando, nos colamos en la azotea de un hotel de lujo. Allá fue donde por primera vez besé a alguien de mi mismo sexo. Dos horas más tarde estaba en su habitación, desnudo, sintiendo su piel en contacto con la mía.
Casi no nos conocíamos personalmente, pero todo lo hablado con él durante aquellas horas debió de hacerle recordar algo por lo que él ya había pasado algún año antes y eso hizo que me tratara muy suavemente y con mucha ternura. Aun así, más tarde me penetró. Era algo totalmente nuevo para mí: aunque siempre me han gustado los hombres y cuando me acostaba con alguna chica o me masturbaba siempre lo hacía pensando en ellos, nunca me había planteado la posibilidad de penetrar o ser penetrado por ninguno. El caso es que la penetración se produjo, y con ella vino dolor; y con él, el placer.
Siempre me había negado a sentir las cosas que aquella tarde experimenté. El contacto de mis labios y el pelo de mi barba con otra barba y otros labios similares a los míos. La excitación de acariciar con mi cuerpo otro cuerpo fornido y velludo. El placer de sentir, lamer, acariciar o ser penetrado por la polla erecta de otro hombre. La decisión de traspasar esa frontera que ningún HOMBRE-HECHO-Y-DERECHO debiera cruzar, aquello que todo MACHO debe mostrar como infranqueable y que sin embargo para mí significó la demostración de que yo también podía llegar a ser todo un HOMBRE y comenzar a ser consecuente con mis verdaderos sentimientos.
Hola, me llamo David y tengo ganas de llorar."
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De repente y sin sosiego como una plancha fría de acero pasando por cada milímetro incontable. Placer irrefrenable bañado de juventud. Caricias manchadas por lo desconocido, aquello que pronto sería frecuentado una y otra vez por el placer de ser amado. Cuevas y más cuevas que se entrelazaban con ingenuidad aunque quizás, parecía ser extraño.
Sobraban las palabras como puños. No hacían falta los puños esa vez. Suaves labios extraños y sumisos deseando ser mandados hacia la.... vanidad del placer.
un placer que empañaba los cristales hasta condensarse de tal forma que el arte abstracto recorría la gravedad en el cristal,gota a gota, entrelazando así el dibujo de la unión. Ritmos repetidos y palpitantes, frenéticos y acompasados, harmonía que rozaba lo fetiche. Después de eso...

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Conocí a un hombre complejo.
Tenías la cabeza plagada de palabras inteligentes y bellas. Eres ocho años mayor que yo y conocías el mundo como uno conoce sus dedos o las marcas de sus manos.
Era soberbia, en casa decían que era mas inteligente que bella y en ese campo me sentía medianamente segura.
En tu universo cada segundo tenía una palabra justa y apropiada, me dosificaste dulzura y comprensión como sólo yo podía necesitarlo. 
Tomándote tu tiempo, me envolviste lentamente en tus palabras de celofán, hablabas del sexo, del amor, del mundo y de Nietzsche. “Got ist tot”, decías.
Yo quería que fueras tú, me prometiste que serías gentil y amoroso y yo me derretía como  dulce caramelo, estaba tan a punto...    a punto...      pero me contaron que tenías novia, “una perla -decían todos-, a la que ama como solo se puede amar a un astro”.
Me dijeron que solo querías tener eso que quería darte sin que lo pidieras, y me sentí tan infamada por tu larga lengua.
Todos parecían saberlo todo de mi, cada palabra que te había regalado, toda mi confianza, todo mi amor.
Me dejaste tan rota... Yo te dejé con las ganas.
Conocí a un hombre simple.
Era todo lo opuesto a ti, le gustaba bailar los fines de semana y no escribía bonito, no conocía ninguno de tus famosos nombres ni hablaba de belleza o muerte.
No quería que me amara, solo que tomase mi virgo y me diera el suyo a cambio, el intercambio era justo.
No me tomé mi tiempo, pero le dije lo propio para conducirnos a ambos a su cama.
Mi pudor, lo habré olvidado en alguna parte, no recuerdo dónde, porque para mi el sexo era un acto insípido de descaro y virtuosismo acrobático. 
Le di casi todo, pero para él no significaba nada.
“Ya no soy virgen”, te conté un día.  Te quedaste medio seco y no cupo una sola frase célebre de tus inagotables almacenes.

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Fui de las modositas en la adolescencia, influenciada por las amigas de toda la vida y mi madre,  a los 15 tube mi primer novio ellas con una opinion muy retrograda ¡ besos, noooo  y mucho menos follar !ni plantearselo!!! 
Por otro lado otro grupo de amigas, con novio ya superaron su primer beso hace tiempo y otras cosas tambien !! 
Mi cabeza un ir y venir de ideas y pensamientos entre que esta bien y que esta mal; con mi primer novio me quede solo en descubrir sensaciones, hacerlo no entraba en mis planes pero a veces los besos nos llevaban a mucho mas, ese hubiera sido un gran momento !! pero  no fue el !
Necesitaba un cambio, no encontraba mi lugar ! me fui!!demasiadas diferencias y opiniones !! el horror de menorca si eres una persona influenciable!!Ganas d e huir para encontrarme a mi misma !!
Despues de mi primer invierno fuera... vuelvo  a menorca

A los 17 todavia virgen, empiezo la soltura de melena !! y la virginidad ya me empieza  a molestar !!! llevo la madurez de la gente de ciudad, retrasada . En Menorca ya van muy avanzados en este tema, es dificil llegar a virgen con mi edad... 
Ese verano tengo mi primer encuentro cuerpo a cuerpo con un chico,  " uno de esos rollos" quedamos una tarde en un piso que parecia su picadero particular nos desnudamos y me empieza a tocar... me encontraba incomoda, insegura, sucia y utilizada , le digo que pare y me marcho de alli .... no era lo que queria ...
Ese final de verano conozco al punto de inflexion en mi vida  amorosa, Pedro, en principio no me intereso, pero mantuvimos un contacto leve que poco a poco fue creciendo, me empezaba  a enamorar...pero a distancia ... el era dos años mas mayor, habia tenido una novia mucho tiempo,y yo era una pringada virgen adolescente de 18 años con un monton de inseguridades ...tubimos encuentros  fugaces que no pasaban de intensos y exhautivos besos, durante ese tiempo tubo  ya tenia novia pero no podiamos evitar vernos y besarnos...
Ya habian pasado tres veranos y mi virginidad era una pesadilla para mi... por fin estamos juntos, yo habia quedado con mis amigas antes...y me tome un cafe porque "me pone"" quedo con el, y vamos a su casa sale de la ducha y queriamos hacerlo, yo estaba rigida como un tempano,y no no pude.... y peor no le dije que era virgen... a la semana me dejo y empece a morirme  y a no poder olvidarlo...
A partir de ahi mi vida se oscurecio no pude aceptar que se acabara asi, queria que fuera el, lo deseaba tanto, pero habia terminado  y yo no lo podia olvidar . Y mi virginidad seguia ahi vigente, era una verguenza tenerla ahi y ademas ser la mayor de mis amigas . Ahora ya estaba en Barcelona y empezo la busqueda intensiva para desvirgarme . El siguiente verano,conozco un candidato le gusto , es guapisimo y simpatico, empezamos a salir y en mi coche  lo hacemos fisicamente, todo es dolor y frustracion , pero yo no digo nada, aguanto solo quiero desvirgarme ya de una vez... llegue a casa y ¡ veo que por fin lo habia conseguido !por fin ahi tenia la prueba !!sangre!! 
Pero no me sirvio de nada, fue el inicio de mas frustraciones, el  volvio con su novia anterior, pero no me importo,yo realmente no le queria.
Segui intentandolo ...
 Tenia dos problemas uno era mi obsesion por Pedro y  mi frustracion con el sexo .Esto hizo que me planteara ir a una sexologa,  yo no tenia pareja y era la primera paciente soltera que recurria a ella.Dure un mes, economicamente no  me lo podia permitir. Se lo dije a mi madre y no quiso comprenderme penso que era sucia, no quiso escucharme .
En fin despues de este tramite, y siguiendo de alguna manera las recomendaciones de la sexologa tenia que empezar a tocarme y a sentir mi cuerpo para perderle miedo .
 Despues de esto tube una pareja, que nunca considere, el me ayudo, lo hicimos.. pero tampoco era el, yo seguia pensando en Pedro ... esta situacion se repitio una y otra vez ... 
Conoci a otro chico, 6 meses estuve con el, el sexo era no completo , el espero fue paciente, pero al final me dejo sin decirme nada , desapareció .
Y a los 23 conoci al mi desvirgador, tres años mas joven que yo, en una casa llena de gente, le vi dulce,interesante y tan fragil como yo... por fin lo hice,disfrute y pude decir que era virgen !!
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Han llevado mis recuerdos diez años atrás. Hacia dos de mis virginidades. 

1.
Camilo fue el primer hombre que jaló mi cuerpo como un himán carnal. 
Él no fue mi primer beso, ni mi primer penetración, ni tampoco un amor. 
Pero sí, Camilo fue un gran cómplice de mis primeras infidelidades y un fuerte símbolo sexual. 
La primera vez que nos tocamos fue en el suelo de concreto. 
El concreto de la bodega. 
La bodega detrás de la fiesta. 
Las demás incontables veces fueron todas en mi cama.
Era en las tardes que llamaba y en los minutos siguientes que llegaba. 
Mucha lengua, saliva y piel tocandose todo nuestro cuerpo. 
Fluir y calor y cabello. 
Hacíamos eso horas. No había cansancio. No pena.
Mucho jugueteo, curiosidad y agilidad. 
Lo miraba y le gustaban mis ojos. Mirame, mirame. 
Los besos más apasionados y el deseo sexual más desvergonzado. 
Muchas veces, muchas tardes, muchas horas. 
Camilo pedía mi virginidad y no llegó la tarde con la luz por la ventana, en que yo, le dijera que sí. 
Camilo nunca me penetró, pero hubo una tarde en que creimos que mi virginidad había quedado en esa cama. 
2.
Bernardo era un hombre de pocos movimientos faciales y cierta timidez. 
Las personas calladas saben muy bien lo que quieren y Bernardo me habló de amor y nos enamoramos. 
Como niños y adultos. 
Las personas calladas guardan mezclas extrañas también. 
Hablé con mi amiga de la vida. Fue breve pero recuerdo que reímos, platicamos, nos emocionamos. 
Sabíamos que iba a perder mi virginidad. Chocamos manos y me fui. 
Joven, fresca, blanca y nueva. Mi cuerpo delgado, mi cabello brillante y mis pómulos sonrientes de ligereza. 
Para Bernardo y para mi era el principio de nuestra relación y una promesa segura de amor. 
Cerré la puerta. 
Fue en una cama muy grande dentro de un cuarto obscuro. 
Recuerdo su pecho muy delgado y mi decisión. 
Hicimos el amor de una manera muy experimental y definitivamente nueva. Aunque sin dudas. 
Los cuerpos son sabios.
Le tomé una foto al final. 
Creo que la virginidad es una decisión que poco tiene que ver con el deseo sexual. 
Entonces Bernardo se llevó mi virginidad en realidad, cada tarde de mi casa, cuando ambos nos conocimos mejor.  
Gritando, disfrutando y riendo como adolescentes en la casa de tus papás. Como niños y adultos. 
Fue hace diez años. 

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Conocía a una chava en la biblioteca. Ella llegó a mi mientras yo leía El Sinmarilion de Tolkien y me invitó a su casa, después... ¡Me cogió en contra de mi voluntad!.
Así pues, mi primera vez fue con una Puta de la Albarrada.
Ella se acuerda de mi como algo chistoso, pero qué bueno que fue ella. ¡Yo quería que mi primera vez fuera algo perrón!, y pues si quieres un mueble, vas con un Ebanista, si quieres una casa, vas con un arquitecto, pero si quieres coger bien, ¡vas con una puta!.
Tres años después me enteré que ella me invitó a coger solo para presumirle a una amiga suya (que estaba enamorada de mi) que se había acostado conmigo.
Aclaro que yo no sabía que su amiga estaba enamorada de mi!.
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Me pillaste, madre, la primera vez que me acostaba con un chico. Bendita tu decidida discreccion del momento,
maldita tu reaccion posterior.
Tienes que saber que no hubo mejor momento, ni persona, ni lugar (pese a lo loco que suene "en casa con tus padres")
que no me arrepiento en absoluto. Que fue bonito, mamá.
Los dos jovenes y sin experiencia. Nos queríamos con el fervor del primer amor. Eramos amigos y amantes. Muy amigos
y muy amantes.
Al principio quizas pequé de excesiva racionalidad, no se... Nervios y calma a la vez,
calculabamos cada paso y mediamos cada gesto para que nada saliera mal.
Lo mejor no fue el acto en sí, ni el placer fisico. Lo mejor fue la union de nuestros cuerpos, y más allá de eso:
había algo espiritual. Recuerdo pensar que habia llegado al tope. Que más cerca de él ya no podia estar. Era algo
más que cerca. Realmente significó mucho para mi.
Era como sumergirse. Fundirse. Bucear en la otra persona. Agarrandonos fuertemente cuerpo y alma...
Dentro. Muy dentro de mí.
 
 
Lo entiendes ahora mamá? Me entristeció que tu reaccion fuera tan y tan dramática. Yo sabía que no había hecho nada
malo pero no sabía cuanto habías visto, asi que cuando me preguntaste por ello no te lo negué.
Pensé que eras más abierta y sin embargo no lo quisiste comprender.
Durante días te negaste a hablarme. Yo te buscaba con la mirada y tu me evitabas, me rechazabas.
Cabreada. Decepcionada. Dolida.
En la conversación más avergonzante que tuve contigo me explicaste "el milagro de la creación" y me dijiste que
los hombres no eran como yo pensaba.
 
- No te ven igual que tú y yo les vemos a ellos. Cuando un hombre te mira te esta viendo desnuda
 
Jaja.. a veces resultaba hasta gracioso. A mí también me dolía mamá.
Al final decidi que tenía que hacer algo al respecto y armandome de valor, como seguro recordarás, te escribí una carta.
Era evidente que tú querías creer que no había pasado nada. Que tu hija seguía siendo pura, casta y virginal. Casi que
me lo pedías a gritos: Que te diera una excusa. Que te mintiera. Que te lo negara todo... así que eso hice mamá.
La razón por la que yo no estaba en mi cama aquella noche, por la que había dos personas en la habitación de él; te dije;
no era otra que una gran borrachera. La más grande que había pillado en mi vida. Él estuvo en vilo toda la noche,
cuidandome. Y yo tremendamente avergonzada había preferido decirte que me había acostado con él antes que admitir que
el higado se me salía por la boca. Que hacia patéticos intentos de moverme. Vomitando, arrastrando confusas silabas,
casi sin poder sostenerme...
Enferma.  Sumergida.  Ahogada... en alcohol
Tú, llorando me abrazaste.
Yo, con culpable alegría, con angustiado alivio; te abracé de vuelta.


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