domingo, noviembre 03, 2019

Estamos en la segunda tanda de embarazos. Estoy en los 35 y es el último momento para algunas o al menos esa es la sensación. Epidurales, colecho, la comadrona buena, la inducción, que si oxitocina y  bolsas rotas. En este panorama, Luis, mi pareja, inventa pretextos inverosímiles para desaparecerse y no tener que vivir el surrealismo social de los treintas. Así que durante lo que resta de la tarde me aferro al vermout y pienso en el próximo libro. A veces me gustaría no sentirme tan sola en estas situaciones, como una cuenta de vidrio en un mar de perlas

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