martes, febrero 03, 2015

Yo siento que mi mamá quería mucho tener una vida profesional exitosa. Pero un poquito por encima de eso quería mucho ser mamá y tener una familia que cuidar.
Dejó de trabajar para dedicarse 100% a su casa, cuando se hace algo, si no se hace con entrega creo que sale mediocremente. Ella también tiene esta creencia.
En mi tiempo de vivir con ella, reflejaba su inteligencia y ese ingenio reprimido en casa cosa que hacía. Sus menús dietéticos eran una verdadera obra de ingeniería. Recuerdo cosas como sus precisos cortes para convertir una rebanada de pan  en dos muy delgaditas, su gelatina de leche light sabor a vainilla sin azúcar y la mermelada de frambuesa sin calorías. Mi mamá diseñó todo un estilo de vida para mi, porque mi cuerpo importaba.
Ahora yo soy el ama de casa. Pero también trabajo jornada completa, también tengo hipotiroidismo y la mayor parte del tiempo estoy cansada.
Cuando llego a casa y tengo que pensar en todos los mentados menús y con las montañas de platos sucios y la lista del súper por hacer y que si el baño y las cacas de los gatos siento que desfallezco y echo mucho en falta los menús de mi mamá y sus cuidados. Mi cuerpo sigue siendo importante pero ya no puedo cuidar de él con tanto detalle.
En momentos así me pregunto lo que sentiría mi mamá cuando se me olvidaba comer el sandwich o que por más que se esforzaba igualmente a mi cuerpo le valía madres y seguía subiendo. Ser diseñador es más concreto, los esfuerzos se miden por números, sirves o no sirves. Como ama de casa el esfuerzo es como golpear al aire, nadie lo agradece, nadie se da cuenta.
Me da un poco de pena pensar en los sandwiches o las gelatinas de mi mamá.


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