sábado, agosto 24, 2013

Me gusta cuando es raro.
me acordaba que talvez había habido una época que también me causaban cierta curiosidad. Esa curiosidad por las cosas que uno no suele ver. Era algo similar a cuando tenía mi pez globo de agua dulce, con su cuerpo cuadradito cubierto de puntitos negros y la boca como queriendo dar un beso. Así me gustaban los ojos claros, sobre todo de noche cuando la pupila está más abierta y se ven como ojos gatunos. Sentía esa ansiedad como con los peces globo, quieres pero no puedes tocar. Un wero pensaría que estaba loca si quisiera tocar sus ojos. Fuera de eso nunca sentí la urgencia por estar con uno de ellos, hay algo de la piel rosita que no gusta o el cabello de paja como lo tenía nico de tanto sol.
El mejicano cliché que conocimos en casa de jimena había escogido a una polaca con el cabello casi blanco, imaginaba que lo compararia con el sol, el trigo o el brillo de la joyería. La niña hablaba poco pero veía en él la ansiedad aquella por tener y tocar algo que no se ve en casa de uno tan usualmente.
Tampoco sabía muy bien mi preferencia por las cosas y las personas oscuras, talvez pensaría en un bosque nocturno, la sutileza del monotono y aquello que está oculto y profundo, prefería un cuento con la luz apagada y las tormentas eléctricas antes de dormir. El mundo se hacía infinitamente más grande con sólo la luz de las estrellas, me gustaba la idea de tener un poco de abismo en el pelo.

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