miércoles, junio 19, 2013

Tenía unas pestañas oscuras, largas y chinas, las cejas pobladas y bonitas, el cuerpo alargado y fino. De un día para otro dijo que le gustaba y que se había acostado con ella. No era el tipo de hombre que toma la delantera, se trataba más bien de aquellos que se mueven como pececillos dentro de las fiestas, de esos que aparentan no necesitar de nadie ni nada. Eso siempre es atractivo.
Muy guapa, pero muy mala diseñadora dice, conozco su tipo, pero tampoco le gusta que se salta en la entrada del metro, dice que algún día que la agarren él no quiere estar cerca, es medio naquita dice, especialmente porque come con la boca abierta y no le gusta sentarse enfrente.
A mi solían gustarme los nacos, mientras más nacos mejor. De esos a los que a la gente le da vergüenza presentar a los padres. Amaba a los nacos. Pero los nacos también suelen ser coquetos, me gustaba esta coquetería exótica, como un pajarraco multicolor sacado de algún país lejano. Los ojos pintados de azul, la ropa multicolores o algunas cadenas doradas, si eran oscuros mejor, fibrosos y bajitos, de los que pasan horas en el gimnasio del pueblo.
Aparentemente a él también le gustaban así, o una versión más edulcorada, que siguieran las tendencias decía. No comprendía como después de estar con su ex-novia gusanillo de biblioteca, fan de Focault etc, pudiera ahora estar con este otro pajarito extraño.
Me gusta su cuerpo dice. Y cuando comemos helado su mente esta en otra parte.

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