jueves, abril 25, 2013

De momento, no.
Como que la vida es la larga novela cuyos personajes nunca desaparecen sino que guardan su potencial para posteriores capítulos. Pensar en aquello mientras el teléfono te devuelve la mirada de espinacas y te preguntas si verdaderamente habría sido ese el capitulo final de esa coincidencia que había traído cosas tan buenas a la vida. O como hay personas que por más que uno desea no volver a ver son como aquel chicle insistente que se pega en el zapato. No podía creer que se apareciera en mi examen, o fuera del aula de dibujo el día que se me olvidó la bolsa, en el metro, en la calle, en el restaurante de debajo de mi casa, en el negocio de mi amiga. Y le miraba preguntándome qué otra cosa podría decir este personaje sí todo había quedado roto y concluso, como un gran concierto de rock que termina con la destrucción de todos los instrumentos, para mi esa es una conclusión bastante clara.
La carta que llegó en mi cumpleaños, años después que ella misma me sacara de su vida. Las típicas solicitudes de facebook o el beso que pude robarle a mi amor platónico de la infancia. Todos personajes viejos que de repente se cuelan en recientes capítulos.
Otros que me gustaría guardar para el futuro o haberlos conocido antes.

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