viernes, marzo 08, 2013



El amor verdadero para Anna es un amigo con el que tienes un proyecto común. Después de una hija y tres hombres trascendentes puede contemplar la verdad con serenidad. 
Para Malala el amor verdadero significaba un hombre que le ofreciera seguridad y que estuviera a la altura de sus agallas. El día que se topó con el viejito de la guitarra es verdad que le temblaron las piernitas hasta el día que le prohibió tomar naranjas de su árbol de ornamento. Sus ideas sobre el funcionamiento que debería tener una naranja, el tener jugo o un bonito adorno de jardín acabó con su ilusoria construcción y con las mariposas en el estómago. 
Me pregunto si todo termina ahí, pequeños desencuentros indicativos de que no se puede desear a alguien con locura por mucho tiempo, que al final esta el humano defectuoso y real. Talvez es mejor escoger un humano bonito y compatible que un humano que nos magnetice la carne... El magnetismo dura poco.
Me pregunto las conclusiones de todas estas mujeres sobre esta dualidad de sentimientos, cómo se resiste el magnetismo de la carne con un sentimiento tan dulce y tan sereno como el amor de largo plazo. J dice que prefiere cambiar de pareja cada dos años... A se siente sola y a veces parece un sentimiento tan abrumador que me pregunto si sabrá a lo mismo la independencia allá donde han muerto las generaciones arriba de ti... Soledad, amistad y deseo.

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