jueves, agosto 25, 2011


Fue la primera vez que me sentí herida, herida de muerte. Él estuvo ahi y me acompañó en uno de los momentos más difíciles de mi vida. Cuando me preguntan qué era lo que veía en él porque es un hombre feo, terriblemente complicado, necio y socialmente incorrecto simplemente me acuerdo de ese momento. Pensaba quedarme porque la ciudad de los adoquines de florecita me parecía, no guardaba ninguna relación magnética con mi cuerpo. Quedamos en hablar pero él se asustó tanto solo de quedar conmigo, antes de que le adelantara yo nada me dijo "si te quedaras aqui todo sería diferente" y entendí que no me amaba y que solo habíamos coincidido en ese espacio en el que yo necesitaba de alguien y él estaba ahi, nada más.
Me quedé con mi pátina de desencanto, ese desencanto que guardo hasta ahora porque no hace más que repetirse. Talvez la rara soy yo.
Tengo historias adultas, historias de arrepentimiento, encuentros, desencuentros y nuevamente encuentros que me hacen pensar que uno no debería soltar tan fácilmente aquello que ama, la nostalgia le pesa a todas estas personas y no se si es incorrecto amar como una chiquilla o si todos en el fondo amamos y queremos que nos amen así.
Nos enamoramos en Coyoacan en temporada de lluvia. Mis cosas favoritas eran tus ojos, tus excentricidades y esa comodidad tibia que había en tus brazos, tu inteligencia extraña y que lo más exquisito de tu caracter requiriera una sensibilidad privilegiada para ser apreciada, en mi amor por ti siempre me he sentido como una especie de Connoisseur. Desde la primera semana tenía la certeza que eras el hombre de mi vida. Todos estos años hemos peleado hombro con hombro, hemos saboreado victorias tan suculentas y momentos de mucha tristeza y lucha. es la primera vez que tengo la terrible punzada que nuestros planes y pensamientos se bifurcan. Me da miedo, no puedo soltar. Tú piensas que es parte de tener miedo de todo.

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