martes, diciembre 14, 2010



Los compromisos, los papeles y el trabajo se me rebozaban hasta el cuello, de esas cosas que nadie puede resolver por ti y que inevitablemente te hace sentir terriblemente solo.
La semana pasada que me señaló con calidez navideña que, si tuviera que cruzar el océano para recoger los mentados papeles, entre todos me cubrirían. Idiotamente senti bonito.

Hoy confiesa que ese día que tenía que quedarme en casa para recibir los estúpidos papeles, que sí vio mi mensaje, pero le dió palo contestar, le dio palo cubrirme. Y ya. Gracias por la gentileza.

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