sábado, noviembre 13, 2010



Me gusta plantearme ciertos objetivos, en cada pequeña actividad por infima e irrelevante que parezca. Cuando mis queridos profesores me preguntan que qué estoy haciendo y tengo que explicarles que me dedico a hacer fotocopias todos los días se descepcionan sobre todo de pensar que el objeto de su fe y sus espectativas sea un ser humano más cuyos objetivos se han diluido en la triste realidad del capitalismo. Es complicado explicar que no soy una hembra alfa y como una no hembra alfa hay muchas más cosas que valoramos no solo el ser adoradas y encontrar el triunfo en la cúspide del lujo y de la realización de nuestras carreras. Me gusta pensar que de cada situación se puede sacar una pequeña pieza que te completa como individuo. Por ejemplo, el trato con cierta profesora cuyo nombre no mencionaré por la peligrosidad de los googleos, pero que cuyo trato me resulta rasposo y hostil y que llegó a sembrar de tal manera en mi el terror al día que llegara a impartir su clase que ahora, un año después, me doy cuenta que me ha enseñado algo que nunca aprendi de mis padres (y cosa que ellos también sabían y aprovechaban) y era que me causaba mucho remordimiento el ser regañada. Después de este año en principio inecesario, he aprendido a recibir palabras y regaños con cierto estoicismo sin ser rota por dentro. Además de que he aprendido a pelearme con la gente y a tratar con desprecio a quien se lo merece jaja y puede sonar como un retroceso humano pero solo las hembras no alfa a las que nos cuesta tanto trabajo darnos nuestro lugar comprendemos.
Ninguna acción es tiempo desperdiciado si puedes sacarle algo que te haga mejorar por nimio que parezca.

No hay comentarios.: