sábado, noviembre 20, 2010


Estábamos en esa casa llena de habitaciones sin fantasmas o que aparentemente se escondían en el otra ala. Miraba a dos criaturas de pelo blanco introducirse por la puerta abierta del jardín, como dos changuitos o algo así. Entonces los provocaba y los obligaba a salir furiosos detrás de mi. Entonces corría dentro de la casa y me preguntaba mi mamá escandalizada que qué estaba yo haciendo!? para decirle que había dos changos intentando meterse a la casa, lo curioso es que estas criaturas no tenían cara de changos sino que uno tenía la cara de una muñeca de la mitología japonesa y el segundo tenía un bombín puesto y la cara de humano más británico cubierto de pelo blanco. No son changos, son dos criaturas mágicas. Aparentemente la hembra se metía a las casas de brujas y se llevaba un objeto dejando uno mágico a cambio. Por eso siempre les dejo la puerta abierta.

Siempre deja la puerta abierta, deja que entre lo que tenga que entrar, que se lleve lo que se quiera llevar y acepta lo que deseé regalarte.

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