martes, julio 06, 2010


Había soñado con el exnovio pelirrojo sentado en un pedestal enorme escribiendo literatura erudita y contemplándola desde la lejana cima. La verdad es que el pelirrojo nunca fue un erudito ni lo era ahora, el pelirrojo odiaba leer y le había puesto el cuerno en incontables ocasiones, al pasar los años se había puesto gordo y calvo. Siempre se había imaginado a si misma amando a un hombre cuya inteligencia revasara por kilómetros la suya. A ella había que protegerla de lo que quería, pues deseaba como un niño, de esos que saben que quieren un helado pero que se comería 7 en un solo instante de voluntad sorda y caprichosa. Su vida habría sido desastrozamente árida de haber obtenido lo que creía que necesitaba.

Cuando me desperté estaba confundida. Me pasaba algunas veces a la semana, sobre todo cuando estaba muy enojada o muy triste que antes de dormir me gustaba imaginarme al sujeto de las cejas puntiagudas siemplemente porque había sido un sujeto agradable de observar durante clase, aunque no me cayera bien y aunque no fuera mi amigo.
Sale de la evaluación y yo le recuerdo de mi vida onírica casi como si fuéramos mejores amigos. O----!. Él me mira con cara medio rancia porque no sabe que me conoce en otro universo y se escapa en la primera ocasión que tiene. Odio mi intesa vida onírica.

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