viernes, septiembre 15, 2006


Recuerdo, que hace un tiempo conocí a un hombre que estaba muy triste. Cuando aún no hablábamos estaba muy enamorado. Vino mi familia mas o menos por un mes y no supe nada de él en un buen rato, cuando regresé tenía el corazón roto. Se me hacía injusto que pudieran romperse corazones tan nobles, porque la vida siempre escoge la materia mas tierna para quebrarla.
Me enojé contra la vida y lo acompañé esa noche que lloraba tanto, después de un rato, su dolor no era tan pesado y me sentí conforme y de cierta forma comprendida porque yo también había tenido el corazón muy roto hace un tiempo, igualmente injusto y estaba tan enojada con la mecánica sentimental humana que me propuse acompañar a este hombre en sus síntomas dolorosos para que si al menos le dolía, no se sintiera tan solo.

No hay comentarios.: