Rodrigo me llamó Nopal durante toda la secundaria, tenía este nombre porque siempre he sido muy peluda pero especialmente hacía mofa de mis piernas.
En primero de secundaria esto me hacía llorar, en segundo ya no.
Odiaba a Rodrigo.
Pensé otra vez en él cuando teníamos Diseño II, y frente a toda la clase el profesor lanzaba irónicos comentarios sobre mi trabajo. El primer día éramos noventa y el segundo seis y precisamente pensé en Rodrigo por el dolor y la herida que habían hecho los comentarios de mi profesor en el ego de todos mis compañeros y pensar que era una mujer joven con el orgullo hecho trisitas y reparado con colaloca. Me sorprendí disfrutando de este hombre de sueter color mostaza, de sus constantes burlas y agudo sarcasmo.
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