Ahora si banda, apártenme el próximo viernes 9 de marzo. Para aquellos ociosos que no tengan nada que hacer por las 20:00 únanse al lado oscuro en la galería del centro Visions de Gracia.
Igualada 4 por el metro Verdaguer o Joanic.
Barcelona!
Texto de Sofía Reyes "Pikgu" mil gracias!!!!!!!
Imaginamos. Abrimos los ojos y la realidad es más sorprendente. Debajo de nuestros pies se bifurcan caminos todo el tiempo y, con ellos, se acerca la posibilidad de descubrir laberintos, manicomios, palacios y basureros que siempre estuvieron ahí y que jamás vimos por no traer las gafas ni los ojos de un explorador urbano.
Que sean nuestros zapatos aquella sofisticada máquina teletransportadora deja de ser un sueño recurrente si son los pasos los que nos arrojan fuera de la zona confortable para caminar hacia los más terribles, deseados, venturosos y trágicos lugares sin más compañía que nuestra respiración.
La idea de emprender un viaje—cualquiera que este sea— para algunos resulta trepidante o arriesgado. Algunos se esconderán debajo de las cobijas para caminar en círculos por su cama. Pero no importan las distancias, lo largo, breve o tortuoso de los viajes, pues son estas experiencias míticas en las que el hombre común se convierte en héroe o en villano, en donde se le despierta una luciérnaga a mitad del pecho, en los que son los pies el motor, si son el vehículo para transformar el espíritu.
Jimena Ramírez captura ese destello que muestra que los hombres ya no son los mismos, que han sido guiados a través de carreteras, paisajes, eternos caminos empedrados por un mapa instintivo, interior, que sólo el viajero conoce, que puede recorrer a ciegas, porque ésa es su vereda.
Así que cuando el viaje termina, a bordo de los zapatos de batalla, ya se puede descubrir, como recién nacidos, que el espacio recorrido, por diminuto que parezca, puede ser suficiente para albergar lo que sea. Bienvenidos al testimonio de que la transformación surgida a partir de esos teleporting shoes ya ha comenzado.
Que sean nuestros zapatos aquella sofisticada máquina teletransportadora deja de ser un sueño recurrente si son los pasos los que nos arrojan fuera de la zona confortable para caminar hacia los más terribles, deseados, venturosos y trágicos lugares sin más compañía que nuestra respiración.
La idea de emprender un viaje—cualquiera que este sea— para algunos resulta trepidante o arriesgado. Algunos se esconderán debajo de las cobijas para caminar en círculos por su cama. Pero no importan las distancias, lo largo, breve o tortuoso de los viajes, pues son estas experiencias míticas en las que el hombre común se convierte en héroe o en villano, en donde se le despierta una luciérnaga a mitad del pecho, en los que son los pies el motor, si son el vehículo para transformar el espíritu.
Jimena Ramírez captura ese destello que muestra que los hombres ya no son los mismos, que han sido guiados a través de carreteras, paisajes, eternos caminos empedrados por un mapa instintivo, interior, que sólo el viajero conoce, que puede recorrer a ciegas, porque ésa es su vereda.
Así que cuando el viaje termina, a bordo de los zapatos de batalla, ya se puede descubrir, como recién nacidos, que el espacio recorrido, por diminuto que parezca, puede ser suficiente para albergar lo que sea. Bienvenidos al testimonio de que la transformación surgida a partir de esos teleporting shoes ya ha comenzado.
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