Se miraban por primera vez a la hora de la comida con todas esas caras nuevas. Taconcitos, poco cabello, ojos grandes, ojos locos, parecido a la forma de mirar que tienen los gatos aterrorizados, el tipo de niña que sabes esta en guardia permanente.
Confiesa. Desde ese día llama a la otra por su nombre viejo, el nombre utilizado por su familia y así, y siente raro que otra persona pronuncie ese nombre, como si fuera de otra persona.
-Cómprate una cafetera italiana, no valen más de 8 euros
Y aunque piensa que posiblemente no ayude a su tic en el ojo derecho, hay algo respecto al cafe bien preparado que relaciona con un orden perfecto en el universo. El sábado ha adquirido la dichosa panacea que secretamente piensa, le asegura la felicidad perfecta de viernes a martes.
-Usted y yo desde que somos adultos nos comunicamos mejor, sin toda esa tensión adolescente, sin toda esa incertidumbre. Y usted toma mi mano cuando volvemos a vernos como si fuera mi hermano.
-A usted la conozco muy bien, desde siempre. La he visto triste, encabronada, feliz. A primera vista da la impresión de que no mata ni a una mosca y que se ríe de todo pero cuando se pone seria da mucho miedo, o al menos a mi me intimida.
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