imagen: el castillo ambulante
Le preguntó curiosa qué era lo que le gustaba de él.
"El es como un buen sushi. A la gente la vuelven loca los sabores complejos, a veces es como si tuvieran la lengua adormecida. Me gusta el sushi porque es un sabor en cuya sencillez radica su elegancia, así es mi hombre, silente pero agudo, sutil y elegante como ese sabor que tanto amo."
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