lunes, abril 11, 2016

Estábamos en el jardín de Steffany, yo llevaba un suéter holgado color negro. Siempre he amado la ropa negra porque me hace sentir protegida. Los amigos comercialmente guapos de Steffany, con lentes oscuros, sin camisetas y con esos trajes de baño largos en forma de tubo que estaban de moda en ese entonces, se preguntaban quién era esa chica triste que se cubría el cuerpo completo de trapos negros en medio de un día de verano tan bonito. Desde entonces me di cuenta que siempre sería incomprendida que siempre sería una chica tristonga.

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