sábado, septiembre 15, 2007


Vi una puerta muy simple, estaba en un barrio de esos en los que a veces sin querer se conjuntan las casas en una especie de sincronía cromática absolutamente accidental y absolutamente encantadora.

Ahi estaba pintada en un tercio de azul pálido y los otros dos blancos, con puertita de aluminio y garigoleados de caracolito en los barrotes.

Embelezada por semejante sencillez me acerque como turista japonesa con la cámara presta y cuando estaba en el comienzo de esas variaciones de luz y grano, que llega una señorita vestida de verde. Quesque ¿para que son las fotos?. El comentario me agarró por sorpresa y con cierta indignacion me preguntaba para qué crería la florecita esta que eran y me senti aún mas estúpida pensando en mi imagen de niña de 16 años explicando que si el curso de fotografía, que si el arte o la chingada.
-Para nada- Así tan pobre fue mi imaginacion y luego como intentando repararle, que si la puerta era bonita y una serie de adjetivos que aunque lo pienso me reprimo a mi misma ¿cómo podría ser una puerta dulce?. Me voy, sin las condiciones de mi foto arreglada, sin esa magia que me inspiran las cosas pequeñas y con la mujer angustiada que si mañana irán a atracar su casa.
La verdad es que en este mundo ya nada es gratis, ni el agua, ni las imágenes y esa especie de codicia por querer poseer hasta las cosas abstractas como el campo de visión o el aire, delata la triste certeza de que ahora ya no se tiene nada.

3 comentarios:

Achita dijo...

Felicidades Jime! Besos púrpura :)

Shinji dijo...

... Solo debo decir que este sitio me ha parecido encantador a golpe de vista.

Saludos!
:D

ni_mini dijo...

es mutuo el sentimiento jajaja