lunes, septiembre 18, 2006

Gabriel es un niño sumamente nervioso, o al menos lo era cuando yo lo conocí. Sus papás estaban cansados de él porque tenía muchos problemas de concentración.
Todas las tardes iba a su casa a ayudarlo a hacer la tarea.
La tarea de Gabriel era muy fácil, cositas de tablas de multiplicar y así.
Lo difícil era Gabriel, siempre estaba cansado y su cabeza se veía a leguas que planeaba por otras dimensiones.
No se exactamente porque pero los niños siempre me han reconocido como una de los suyos y siempre piensan que no tengo mas de 10 años, talvez por eso me es muy fácil estar con ellos.
A Gabriel no podía hacerlo estudiar aún cuando traté con todas mis fuerzas.
Un día le pregunte que qué le gustaba y me dijo que tocaba la batería desde los 4 años, le propuse que tocara la batería un rato si hacía bien su tarea, tengo la teoría de que la gente se despierta con las cosas que le interesan y si se puede renovar la energía y la atención de esa manera, a mi me parece maravilloso.
De todos modos le costaba mucho trabajo, pero aún así se sentó en la batería y yo me senté a escucharlo.
Puso una de Alejandro Sanz y comenzó a tocar.
Entonces se transforma y de repente ese niñito me miraba con un ardor extraño, tan transportado en lo que estaba haciendo que era incluso una revolución totalmente visible en todo su cuerpo, en su mirada.
Me gustan los tambores pero es un instrumento que usualmente no es tan conmovedor como una guitarra o cualquier otro instrumento…
Gabriel si me conmovía y lloraba mientras él me miraba. En ese instante entendí que lo de Gabriel no era ni las tablas de multiplicar ni las tareas, Gabriel llevaba dentro de si mismo ese algo que lo hacía vibrar con la música y tenía esa capacidad extraña para hacer que los demás vibren, y sentí lástima, porque ese tipo de cosas solo las entendemos los locos y la mayoría de la gente que vive en la sociedad le gustan los trabajos bien remunerados y bien vistos por los vecinos y la familia.
Tiempo después veía a Gabriel seguido, quesque yo le gustaba. Pero siempre que nos encontrábamos cuando estaba alejado de sus instrumentos tenía la misma mirada de niñito de 10 años, su mamá bien molesta siempre porque le iba mal en la escuela y en el se notaba la tristeza por no poder ser lo que los demás querían.

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